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La Misión cruciforme de Pablo en Tesalónica: El perfil del ministerio encarnacional

Este documento es un intento de comprender las formas en que el apóstol Pablo encarnó la cruciformidad en su misión en Tesalónica, según se registra en 1 Ts. 2: 1-12. En este pasaje, la labor crítica de Pablo, es aclarar “la tarea misionera, su motivación y método.”1 El enviado no puede ser diferente al que lo envió. La misión cristiana está definida por el Cristo crucificado; aquellos que se unen solo pueden asumir la postura de cruciformidad. El carácter, método, meta y conducta de los misioneros deben encarnar la cruciformidad tal como lo hizo la misión de Pablo.

Palabras clave:

Misión, Cruciforme o cruciformidad

Introducción

Se argumenta aquí que Pablo pone en práctica las palabras de Jesús en Juan 20:21: “Como el Padre me envió a mí, así yo los envío a ustedes”. En la narrativa de Juan, la primera parte de la declaración hace posible la segunda parte. No hay duda de que “el ‘envío’ (pempō, tiempo presente) por Jesús de sus seguidores se basó en el hecho de que el Padre lo ‘envió’ (apestalken, tiempo perfecto) a él.”2 El tiempo perfecto nos enseña que Jesús continúa en la misión, como tal, sus discípulos no comienzan una misión sino que continúan una misión, la que Jesús comenzó.3 Obviamente, la misión de Jesús no es otra que la misión de Dios (Missio Dei). El documento luego derivará implicaciones para la iglesia del siglo XXI.

El carácter del ministerio

Pablo comienza diciendo que él y sus compañeros de trabajo habían sufrido propaschō y habían sido vergonzosamente maltratados en Filipos. El significado de propaschō es experimentar algo en un sentido negativo. Denota persecución sufriente en un sentido activo, refiriendo así los matices de lucha o conflicto.4 R.C.H. Lenski favorece el ‘conflicto interno’, como tal, y traduce agōn ‘con mucha agonía.5 Paul Hiebert prefiere la oposición externa a la predicación del evangelio como el significado correcto de agōn, como opuesto a conflicto interno.6 Hay algunos que ven los dos significados como implicados, lo que sugiere que la oposición externa sí puede causar un conflicto interno. Estamos de acuerdo con John Bailey, quien dice que agōn significa “oposición externa como la base de cualquier conflicto interno que  pueda haber surgido”.7

Independientemente de la oposición, Pablo estaba comprometido con el Crucificado y por  esa razón la oposición no disuadió su misión.8 Su trabajo misionero estaba basado en su encuentro con Cristo, crucificado y resucitado, a quien conoció en el camino de Damasco.9 Pablo  entendió que proclamar a Jesús “que sufrió, murió y resucitó de los muertos implica sufrimiento por parte de los testigos de Jesús.”10 Como tal, Pablo y sus colaboradores ‘se animaron (eparrēsiasametha)’ en Dios para hablar del Evangelio de Dios. Su parrēsia no era ni el derecho de un ciudadano libre a la libertad de expresión, ni la franqueza de un filósofo hacia sus amigos, sino la de uno que tenía su origen en Dios.11 El contenido de la libertad de expresión de Pablo fue euangelion tou theou, “donde ‘tou theou’ no es el objeto, sino un genitivo de origen, el evangelio que proviene de Dios.”12 En 1 Ts. 1:6 Pablo declara que los tesalonicenses se convirtieron en ‘imitadores de nosotros y del Señor’ incluso en medio de la persecución. El ‘Señor’ en este caso se refiere a Cristo que se ajusta a la descripción del sufrimiento terrenal.  Pablo sigue a su Señor ‘Cristo Jesús’ y, a su vez, los tesalonicenses siguen a Pablo.13 No hay duda de que el modelo de Cristo es normativo para Pablo y sus comunidades.

Pablo hace uso de la raíz dokimazō, que significa probar o examinar. La palabra se usaba a menudo para referirse a alguien que era apto para un cargo público. Los candidatos a misioneros  en la Iglesia del Nazareno son similarmente examinados como los candidatos políticos solían ser inspeccionados.14 Sin embargo, Pablo no se ha examinado a si mismo como lo hicieron los filósofos, Dios es quien provee el examen. Al igual que los profetas del Antiguo Testamento que fueron llamados por Dios (Jer. 1: 5; Is. 49: 1), de la misma manera, Pablo ha sido comisionado por Dios. 15 Como tal, Pablo habla sobre su forma de vida como misionero en la terminología del Antiguo Testamento. Sin embargo, Pablo recurre al mundo helenístico cuando habla de su actividad misionera, por ejemplo, el halago.16 La comisión divina y el desempeño profético se corresponden entre sí. En otras palabras, la “obligación motivó y dirigió su trabajo.”17

La misión de Pablo era la proclamación del evangelio de Dios, que no es otra cosa que ‘el evangelio de Cristo’ (1 Ts. 3:2), que significa ‘el evangelio que es todo acerca de Cristo y lo que él ha hecho’.18 En este pasaje, El Dios de Israel, es mencionado nueve veces, es el mismo con Cristo a quien Él ha enviado. Gordon Fee ha mostrado cómo Pablo se apropia del lenguaje de la Septuaginta en todo el corpus paulino y, en particular, en 1 Tesalonicenses. La palabra kyrios, que se refiere a YHWH, ahora se aplica a Cristo.19 Pablo y  sus compañeros representan a este Dios como apóstoles de Cristo.

En resumen, Pablo, como el Jesús que él representa, se enfrentó a la oposición en su proclamación del evangelio. Esta oposición no le impidió hacer lo que le fue designado a hacer. Él no se ha elegido a sí mismo para esta tarea, pero ha sido ‘aprobado por Dios’, que también ‘prueba … los corazones’. El propósito de esta aprobación era la proclamación del evangelio, que trata acerca del Hijo de Dios, Jesucristo. Veamos ahora la naturaleza de la misión de Pablo.

La naturaleza (métodos) de la misión

En el versículo 3, Pablo recuerda a los tesalonicenses la naturaleza de su ministerio. Esto lo hace presentando lo negativo (lo que no hizo) y luego lo positivo (lo que hizo). La palabra kolakeia, a menudo traducida halago o engaño, significa “la subordinación de uno mismo a otro para su propia ventaja.”20 Normalmente, la razón de tal manipulación era la ganancia monetaria y su equivalencia. Aprendemos esta estrategia de Aristóteles,21 quien dijo: “La persona que busca gratificar a las personas … en aras de conseguir algo para sí mismo es un adulador.” 22

Como emisarios de Dios, los misioneros evitaron motivos insanos (akatharsias). El sentido de akatharsias aquí es moral antes que de impureza ceremonial. 23 El compromiso de Pablo con el evangelio no le permitiría complacer a las personas haciendo a éste atractivo. 24

Este compromiso, sin embargo, no significa que Pablo no contextualizara el evangelio; él era aún capaz de ‘hacerse todo para todos’ (1 Co. 9:22) sin comprometer su mensaje. Según Schnabel, “el evangelio de Cristo crucificado y resucitado determina el alcance y los límites de la adaptación misionera.”25 Del lado positivo, los misioneros hablaron con franqueza y sinceridad. No solo evitaron el motivo impuro, sino que también evitaron el ‘engaño’ (dolos). Para los misioneros, el fin no justifica los medios, no todos los métodos (discurso halagador) podrían usarse para obtener conversos, algo que los charlatanes estaban dispuestos a hacer.26 Como tal, “sus perspectivas teológicas, sus prioridades estratégicas, sus motivaciones y sus métodos” estaban “basados en la realidad de la muerte y la resurrección de Jesús.”27

Del mismo modo, Pablo y sus colegas no complacieron (doxa) a los hombres. Según el filósofo griego Dio Chrysostom, un verdadero filósofo no hablaba en aras de la doxa. Crisóstomo no tuvo palabras amables para un sofista llamado Prometeo, de quien dice que estaba “siendo destruido por la opinión popular (doxa); porque su hígado se hinchaba y crecía cada vez que era alabado y otra vez se arrugaba cuando era censurado.”28 El hecho de que Pablo no ‘buscara la gloria’ es aún más importante, teniendo en cuenta cómo la gente de su época estaba obsesionada con el honor, según se ve por los monumentos dejados que referían sus servicios a los dioses y sus ciudades.29 En este sentido, Pablo se diferencia de los filósofos y sofistas cuyo objetivo era el honor de sus audiencias.30 Era consciente de que “el trabajo misionero no tenía que ver con el honor y el estatus personal, sino con hacer el trabajo pedido por Dios.”31

En resumen, los métodos de Pablo eran transparentes; él no habló con engaños, trucos, ni halagó a su audiencia. Aunque Pablo podía contextualizar el evangelio, tal contextualización tenía límites. El evangelio de Cristo mismo fue el límite. El evangelio fue presentado con franqueza y veracidad. Los métodos debían ser consistentes con el evangelio predicado. Esto nos lleva al tema de la conducta de los mensajeros del evangelio.

La conducta de los mensajeros

No solo fueron sinceros sus métodos, sino que la conducta personal de los misioneros también estuvo en línea con el evangelio que predicaron. Pablo sabía que como apóstoles de Cristo tenían autoridad para exigir apoyo, pero aun conociendo de ello no hicieron uso de su privilegio.  En 1 Ts. 2:9 la palabra traducida a veces ‘demanda’ es, en barei, que también puede significar ser una ‘carga’. “Habla del peso de la autoridad de una ciudad o una persona debido a su carácter o importancia.”32 ‘Demanda’ es la mejor traducción aquí ya que el enfoque de Pablo está en los privilegios que él no utilizó. Por supuesto, las demandas, que podrían haber hecho, podrían haber resultado en una carga para los tesalonicenses. En cambio, los misioneros aparecieron como ‘infantes’ confiados bajo el cuidado de la comunidad.33

Pablo afirma que él y su equipo eran ‘apóstoles de Cristo’. La institución judía del shaliaj, alguien que actuó o habló por otro cuya autoridad él o ella portaba. La Mishná declara: “el enviado por un hombre es como el hombre mismo” Mishnah Berakhot (5:5). Los apóstoles estaban llevando a cabo una misión en nombre de otra persona y ellos lo hacían con su autoridad. Está claro que ellos llevaban la autoridad de Cristo mismo.34 Sin embargo, no estaban dispuestos a reclamar todo lo que podían en su nombre. Decidieron renunciar a los privilegios que podrían haber sido suyos como apóstoles de Cristo. Incluso, al hacerlo, el equipo apostólico actúa como Cristo (Fil. 2:5-11).

A diferencia de Earl Richard, que no ve un motivo cristológico en este pasaje, solo tiene sentido desde una perspectiva cristológica.35 El entendimiento de Pablo no acepta diferencia entre el trabajo del Padre y el de Cristo.36 Lo que Pablo eligió hacer, que no depende de su posición como enviado divino, fue consistente con el comportamiento de Cristo. Nada puede ser más cristológico que el comportamiento de estos misioneros. Para Michael Gorman “La acción de Cristo es la norma o estándar para las acciones de Pablo; … él es un mimētēs – imitador de Cristo.”37 En otras palabras, el ministerio de Pablo fue configurado “por el modelo narrativo del amor cruciforme de Cristo.”38

Pablo, al igual que Cristo, renunció a sus derechos y no los usó para sus propios deseos egoístas, aunque tenía el derecho de hacerlo, eligió renunciar a sus privilegios eligiendo el amor como la expresión de su evangelio.39 F.F. Bruce tiene razón cuando dice: “Ninguna otra actitud sería adecuada para los predicadores de un evangelio que proclamó como Señor y Salvador a uno que ‘se vació a sí mismo’ (Filipenses 2:7) para el enriquecimiento de los demás.”40 La similitud de en mesō humōn (entre ustedes) con en mesō humōn (Lc. 22:27) es innegable.41 El ministerio de Jesús se caracterizó por el servicio a los demás y aquí es encarnado por los misioneros.42 Para Pablo, funcionar como esclavo de Cristo y de otros se convirtió en su modus operandi.43

Pablo ha convertido una “fórmula cristológica acerca de la muerte sacrificial de Cristo a la situación pastoral para interpretar su ministerio a los tesalonicenses.”44 En otras palabras, la postura de la muerte de Cristo es la postura del ministerio de Pablo. Pablo se ofrece a los demás de la misma manera en que Cristo dio su vida por los demás. En palabras de Best, “Pablo no solo da lo que tiene, el evangelio, sino lo que él es, él mismo.”45 El resultado fue que Pablo y sus compañeros misioneros compartieron la vida con sus conversos, como tal, “su ministerio tenía la forma de un amor cruciforme a imitación de su Señor.”46

Pablo no encuentra una mejor manera de compartir la vida en común que trabajar en realidad con los tesalonicenses. El trabajo manual de Pablo es ‘un acto de entrega’ que demuestra cómo Pablo compartió su vida con los tesalonicenses.47 El tiempo presente indica que el trabajo fue hecho continuamente. Sin embargo, día y noche no significa que trabajaron constantemente.

La frase demuestra cuán exigente y tedioso fue el trabajo del artesano para Pablo y sus colaboradores.48 Pablo conecta el hecho de su trabajo con la predicación del evangelio. La razón es que “no seamos una carga a ninguno de ustedes” (1 Ts. 2:9). La investigación ha notado la importancia del trabajo de Pablo para su llamado apostólico.49 El taller no solo les proporcionó su sustento, sino que también les brindó el foro para predicar el Evangelio.50 Según Ronald Hock, el apóstol Pablo, al igual que Sócrates en el taller de Simón el zapatero, estaba “ocupado haciendo tiendas y ocupado predicando el evangelio”.51 Pablo no compartimentaliza su vida, entendió el hecho de que era apóstol de Cristo en cualquier momento del día.

Pablo apoyaría el derecho del trabajador a recibir su salario (1 Co. 9:3-7) y él sí recibió el apoyo de los filipenses durante su misión en Tesalónica (Fil. 4: 15-16). Sin embargo, Pablo no quería que ese apoyo se interpusiera en el camino del evangelio. Pablo no quería que la iglesia apareciera como una de las asociaciones greco-romanas donde se requerían cuotas de membresía para que uno pudiera seguir disfrutando privilegios de membresía.52 Como resultado, decidió no recibir apoyo de donde estaba haciendo el trabajo misionero.53 En consecuencia, el carácter de Pablo era ‘santo, justo e irreprochable’. Su conducta era irreprochable tanto a los ojos de Dios como de los hombres.

En resumen, Pablo y sus colaboradores llegaron a los Tesalonicenses como ‘infantes’. Esta metáfora encapsula el hecho de que no fueron ‘exigentes’ con ellos. A pesar de que eran apóstoles de Cristo, no exigieron los privilegios considerados para ellos. Al igual que Cristo, que no vino a ser servido sino a servir, Pablo y su equipo, en cambio, sirvieron a los tesalonicenses en lugar de exigir servicio de ellos. Como tal, compartieron sus vidas con los tesalonicenses como lo demostraron al trabajar para mantenerse a sí mismos. Veamos ahora por qué Pablo y su equipo hicieron lo que hicieron.

El objetivo del ministerio

Pablo se vuelve a la última metáfora en este pasaje, la de un ‘padre’. Su misión en Tesalónica necesitaba que él actuara como un padre para sus nuevos conversos. En el mundo antiguo (griegos y romanos) era deber del padre proporcionar instrucción moral a sus hijos.54 La socialización implicaba introducirlos en los aspectos socioeconómicos y culturales de la vida en la sociedad en que vivían.55 La frase ‘cada uno de ustedes’ respalda la conclusión de que no predicaron en masa.56 Por lo tanto, el trabajo misionero de Pablo no solo fue de fundador, sino también de formador y sustentador comunitario.57 La conversión a una nueva religión implica la re-socialización en las creencias y valores de la nueva religión. Esta es la única forma en que el converso puede funcionar eficazmente dentro del nuevo sistema religioso.58 La instrucción sobre la vida moral no era un complemento, sino la principal preocupación del equipo misionero.59

En Tesalonicenses, Pablo revela los objetivos por los cuales trabajó como un padre. Era con el propósito de que ellos llevaran “una vida digna de Dios” (1 Ts. 2:12). La frase “digna de Dios” tiene orígenes en la religión helénica y la frase tiene que ver con el comportamiento esperado de los devotos de un dios.60 A menudo, este comportamiento era prescrito en línea con el carácter del dios particular. Pablo funciona como un padre sustituto, uno que entrena a sus hijos en los caminos de su verdadero Padre que los llama a su reino de gloria.61 Para Pablo, el objetivo de la salvación es la restauración en la imagen de Dios, y el Cristo encarnado es la personificación de esta realidad.62

En resumen, Pablo se compara con un padre de acuerdo con su papel como instructor moral. Su deber es enseñar a sus conversos las expectativas del Dios al que ahora siguen. Él enseña a sus conversos para que puedan caminar de una manera digna de Dios. Caminar de esta manera es caminar como Cristo caminó, es el mismo camino que Pablo ejemplificó entre los tesalonicenses.

Implicaciones para Misiones Cruciformes Hoy

Ser ‘enviado’ de la manera en que Cristo fue enviado es ser cruciforme. Aquellos que aceptan el llamado de Cristo para ir, también deben volverse como Cristo. La misión de Pablo en Tesalónica fue una encarnación de la misión cruciforme. Tal misión no puede ser desalentada por ninguna forma de oposición. Es una misión que Dios no solo aprueba, sino que continúa probando en sus mensajeros. Los métodos, que se usan en este ministerio, deben ser consistentes con el evangelio predicado. Como resultado, el engaño, los trucos, los halagos no pueden ser empleados, sólo la transparencia y la veracidad funcionarán.

En nuestros días, el evangelio es a menudo presentado en forma aceptable para el público. En algunos casos, el mensaje predicado no exige nada a los que se unen. Vienen, así como son y permanecen tal como son. Tales métodos no son consistentes con el evangelio de Cristo crucificado. Aquellos que predican a Cristo no deben ‘imponerse autoritariamente’, sino que deben comportarse como niños que no tienen ninguna demanda que hacer. También deben actuar como siervos más que como maestros, como Cristo deben estar entre la gente ‘como los que sirven’. En la sociedad contemporánea donde tenemos predicadores y evangelistas que no viajan en aerolíneas comerciales, sino que usan sus propios jets privados, tal escenario revela una situación en la que las necesidades de los mensajeros son más importantes que el evangelio que proclaman. Asimismo, tenemos instancias en las que los mensajeros viven vidas de lujo, muy por encima del promedio de los fieles. El ejemplo de Pablo y Cristo de compartir la vida con sus conversos y trabajar con ellos es un antídoto necesario.

El ministerio evangelístico no debe separarse del ministerio de discipulado. En África, a menudo se ha dicho que ‘el cristianismo tiene una milla de ancho y una pulgada de profundidad’, pero debe ser tan ancho como profundo. Los males sociales que tenemos no solo pueden ser causados por aquellos que no son cristianos. Debemos aprender de Pablo que fundó, nutrió y formó sus comunidades de fe. No es suficiente hacer que las personas se conviertan; debemos desarrollar un plan para enseñarles las demandas de la fe que han aceptado. El objetivo de tal instrucción siempre debe ser que la gente ‘lleven vidas dignas de Dios’. El reino de Dios debería ser nuestro enfoque en nuestro ministerio de discipulado.

En conclusión, en la misión en la que Jesús nos llama, la manera en que vamos es tan importante como el acto de ir. El enviado no puede ser diferente al que lo envió. La misión cristiana está definida por el Cristo crucificado; aquellos que se unen solo pueden asumir la postura de cruciformidad. El carácter, método, meta y conducta de los misioneros deben encarnar la cruciformidad tal como lo hizo la misión de Pablo. Aquellos en busca de movilidad social ascendente no tienen participación en este ministerio.


Dr. Gift Mtukwa
Nació en Harare, Zimbabwe y actualmente vive en Nairobi, Kenia. Está casado con Judy y tienen dos hijos. Es ministro ordenado de la Iglesia del Nazareno y presidente de departamento y conferencista en la Escuela de Religión y Ministerio Cristiano de la Universidad Africa Nazarena. También dirige la Iglesia Universitaria del Nazareno. Tiene un Doctorado en Filosofía en Estudios Bíblicos (2020) y una Maestría en Artes en Teología (2014) de la Universidad de Manchester; una Maestría en Religión (2007) y una Licenciatura en Teología (2005) de Africa Nazarene University

Notas de Referencia:
1 Richard, Earl, First and Second Thessalonians (Collegeville, Minn.: Liturgical Press, 1995), p.  89.

2 Carson, D. A. The Gospel According to John, The Pillar New Testament Commentary (Inter- Varsity Press; W.B. Eerdmans, 1991), p. 649.

3 Richard, op. cit. p. 91.

4 Richard, op. cit.  p. 91.

5 Lenski, R. C. H., The Interpretation of St. Paul’s Epistles to the Colossians, to the Thessalonians, to Timothy, to Titus and to Philemon (Lutheran Book Concern, 1937), p. 244.n

6 Hiebert, D. Edmond, The Thessalonian Epistles, p. 78-82.

7 Bailey, John W., “The First and Second Epistles to the Thessalonians,” in The New Interpreter’s Bible, vol. 11 (Abingdon Press, 2000), p. 267.

8 Fee, The First and Second Letters, p. 58.

9 Schnabel, Eckhard J.,  “Paul The Missionary,” in Paul’s Missionary Methods: In His Time and Ours, ed. John Mark Terry and Robert L Plummer (Nottingham: Inter-Varsity Press, 2013), p. 29.

10 Schnabel, op. cit.  p. 31.

11 Malherbe, Abraham J., The Letters to the Thessalonians, p. 135-36.

12 Malherbe, op. cit. p. 137.

13 Fee, op. cit. p. 42.

14 Witherington, Ben, 1 and 2 Thessalonians, p. 79.

15 Malherbe, op. cit. p. 141.

16 Best, Ernest, A Commentary on the First and Second Epistles to the Thessalonians (London: Adam & Charles Black, 1977), p. 99.

17 Hiebert, op. cit. p. 86.

18 Fee, op. cit. p. 58.

19 Fee, Gordon D., Pauline Christology: An Exegetical-Theological Study. (Grand Rapids: Book House, 2013), p. 45.

20 Frame, James Everett, A Critical and Exegetical Commentary on the Epistles of St. Paul the Thessalonians, (New York: C. Scribner’s Sons, 1912), p. 97.

21 Aristotle Nichomachean Ethics 4.6.9; Beale, 1-2 Thessalonians, p. 69.

22 Ibid, p. 79.

23 Green, M., The Letters to the Thessalonians, p. 118.

24 Paige, Terence Peter,1 & 2 Thessalonians: A Commentary in the Wesleyan Tradition, 2017, p. 77.

25 Schnabel, op. cit. p. 35.

26 Richard, op. cit. p. 94.

27 Schnabel, op. cit. p. 35.

28 Dio Chrysostom 32.11; 12:5 citado por Green, p. 124.

29 Paige, op. cit. p. 78.

30 Wanamaker, Charles A., The Epistles to the Thessalonians, p. 97.

31 Schnabel, op. cit. p. 34.

32 Green, op. cit. p., 125.

33 Malherbe, op. cit. p. 144-46. Reconocemos la importancia del problema textual; Tierno ēpioi y bebés nēpioi, sin embargo, es nuestro argumento que la lectura más difícil (bebés, nēpioi) debe ser favorecida ya que es apoyada por testigos de la mayoría y se ajusta al contexto de nuestro pasaje

34 Green, op. cit. p. 126.

35 Richard, op. cit. p. 103.

36 Fee, op. cit. p. 53–54

37 Gorman, Michael, Cruciformity: Paul’s Narrative, p. 185.

38 Gorman, op. cit. p. 185

39 Gorman, op. cit. p.  91-93

40 Bruce, F. F., 1 & 2 Thessalonians, p. 33.

41 Milligan, George, St. Paul’s Epistles to the Thessalonians. The Greek Text, with  Introduction and Notes; (London: Macmillan and Co., 1908), p. 21

42 Bruce, op. cit. p.  33

43 Gorman, op. cit. p.  187–88

44 Gorman, op. cit. p.  194;

45 Best, Ernest, The First and Second Epistles to the Thessalonians, p. 102.

46 Gorman, op. cit. p.  194–95.

47 Malherbe, op. cit. p.  160.

48 Richard, op. cit. p.  102

49 Hock,., The Social Context of Paul’s Ministry: Tentmaking and Apostleship (Philadelphia: Fortress Press, 1980), p. 62

50 Richard, First and Second Thessalonians, 103; Gorman, Cruciformity: Paul Narrative, 183; Wanamaker, The Epistles to the Thessalonians, p. 104.

51 Hock, Ronald F The Working Apostle: An Examination of Paul’s Means of Livelihood (New Haven, Conn.: Fortress Pr, 1979), p. 450

52 Paige, op. cit. p. 82

53 Richard, op. cit. p.  104; Wanamaker, op. cit. p. 103.

54 Fee, op. cit. p.  81

55 Wanamaker, op. cit. p.  106.

56 Wanamaker, The Epistles to the Thessalonians: A Commentary on the Greek Text, 106.

57 Malherbe, op. cit.

58 Wilson, John, Religion. (London: Heinmann Educational Books, 1972), 118–20.

59 Green, op. cit. p. 136.

60 Richard, op. cit. p.  108.

61 Fee, op. cit. p.  84

62 Fee, op. cit. p.  84

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