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La venganza de los Gabaonitas

2 Samuel 21:1-14

El presente artículo presenta un análisis exegético-teológico de la narrativa de 2 Samuel 21:1-14. Desarrolla el tópico de reconciliación entre la casa de David y la casa de Saúl. Su función es ofrecernos, en muchos sentidos, una evaluación del reinado de David. Es una historia de reconciliación de dos casas que pelearon, así como Jacob y Esaú en las historias patriarcales, esta es de la casa de David y de Saúl.

Palabras clave

Gabaonitas, Rizpa, Quiasmo.

Introducción

Todos los textos bíblicos desean ser predicados. Levantan la mano como diciendo: “¡Predícame!” Pero muchos son muy difíciles de entender.  Exigen trabajo más allá de lo que estamos dispuestos a invertir.  Todos los predicadores, sin embargo, debiéramos hacer esfuerzos de permitirles llegar a nuestro púlpito.  El mensaje que contienen seguido es sorprendente.  He aquí una experiencia de su servidor.

El libro de 2 Samuel es una narrativa, parte de la narrativa más grande de la transformación de Israel, de una confederación tribal a un reino, con todos sus detalles. Es una colección de muchas historias pequeñas que se entrelazan para formar lo que ahora conocemos como 1 y 2 Samuel. Originalmente un solo documento, ahora dividido. La división probablemente fue introducida por los traductores griegos de los LXX, con el propósito de tener rollos más manejables. Sin embargo, la retención del nombre “Samuel” para el arreglo dividido también crea la situación de un Segundo libro de Samuel nombrado por el profeta ¡que no aparece en todo el libro!

Reseña histórica de la interpretación del libro de Samuel

Leonhard Rost (1926), publicó un estudio muy influyente de 2 Samuel 9-20 y 1 Reyes 1-2, que los identificaba como una narrativa independiente, escrita por un autor que vivió cerca de los mismos tiempos. Rost pensó que el enfoque de esta narrativa era contestar la pregunta: ¿Quién será el sucesor al trono de David? Posteriormente, basó en la hipótesis de Rost, el erudito del Antiguo Testamento Gerhard von Rad argumentó que la narrativa era un ejemplo primitivo de escribir historia, aunque es una historia que asume la providencia divina.  Esta teoría influyó mucho de tal manera que se propusieron otras fuentes independientes que, se pensaba, fueron incorporadas en los libros de Samuel: la narrativa del arca (1 Samuel 4-6; 2 Samuel 6), una historia del levantamiento de David (1 Samuel 16-2 Samuel 5:10), y una historia del nacimiento de Samuel (1 Samuel 1-3).

Martin Noth (1943), propuso que los Primeros Profetas (desde Josué, Jueces, 1 y 2 Samuel y 1 y 2 de Reyes), constituían una sola gran historia influenciada por las perspectivas teológicas deuteronómicas, escritos durante el exilio babilónico (596-86 a. C.). Recientemente los estudios se han enfocado más sobre los aspectos proféticos de esta historia, ya que se sigue aceptando la posición de Martin Noth. Los estudios críticos literarios han contribuido en esta historia de interpretación y han iluminado el texto considerablemente. En los últimos años, se ha venido notando la dimensión teológica de esta obra de Samuel, especialmente por Walter Brueggemann. Se puede resumir la situación actual ahora citando a Birch (1998):

“Las narrativas en 1 y 2 Samuel no son históricas en el sentido de nuestro entendimiento positivista moderno de la historia. Al contrario, ellas tejen el realismo histórico con imaginación artística y teológica. Dando atención a los elementos imaginativos de estas narrativas ha llevado a algunos a olvidar el estilo realista histórico de esta obra, por el cual estas narrativas pintan la naturaleza de esta crisis histórica y transformación social. De igual manera, el estilo realista histórico ha llevado a otros erróneamente a tratar a los libros de Samuel como un documento histórico e ignorar la libertad artística e imaginativa con la cual muchos elementos de la historia han sido formados.”

Estructura y función de 2 Samuel 21:1-4

Los capítulos 21-24 en sí son un apéndice del libro. Tienen una estructura en Quiasmo[1] que ofrece un juicio positivo de David centrado en la adoración. Es una reflexión de todo el reinado de David.  Este es el bosquejo de los capítulos:

A         Hambre: 21:1-14

                        B         Historias de guerreros: 21:15-22

                                   C         Salmo 22:1-51

                                   C’        Salmo 23:1-7

                        B’        Historias de guerreros: 23:8-39

A’        Plaga: 24:1-25.

El pasaje de estudio (21:1-14) es la introducción de este apéndice. Su función es ofrecernos, en muchos sentidos, una evaluación del reinado de David. Nuestro texto desarrolla el tópico de reconciliación entre la casa de David y la casa de Saúl.

Tenemos frente a nosotros una narrativa.  De hecho, tiene una trama: una hambruna en Israel tiene como causa el genocidio de los gabaonitas ejecutado por Saúl; se hace necesaria una expiación; el rey David cede siete hijos de la familia de Saúl para que sean ejecutados; Rizpa, una esposa secundaria de Saúl, vela por sus cuerpos; David se ve forzado a sepultar los huesos de Saúl, Jonatán y estos siete hijos de Saúl en su tierra; Dios responde dando su bendición.

Función

En cuanto a la función creo que el erudito bíblico Brevard Childs (1979) ha capturado mejor la teología o mensaje del pasaje:

“Desde el principio la historia de los gabaonitas y la casa de Saúl levantan un asunto dominante en la relación de David y Saúl que se refleja a través de ambos libros de Samuel.  La historia está haciendo esfuerzos para demostrar que David no fue la causa detrás de la destrucción de los saulitas, sino que la culpa está en la transgresión de Saúl que pedía una culpabilidad de sangre delante de la ley (cf. Números 35:33).  Más bien, el papel del mismo David consistió en un acto de misericordia y compasión a la casa de Saúl. David actuó en justicia y no quebró su juramento a Saúl”.

Estructura

            (I)        El Problema: un intento de genocidio (21:1-6)

            (II)      La Solución: Una ejecución ritual (21:7-9)

            (III)     Vigilia de Rizpa y reacción de David (21:10-14a)

            (IV)     Resolución: Dios es propicio (21:14b)

(I)       El Problema: un intento de genocidio (21:1-6)

El apéndice se introduce contándonos sobre un hambre que sucede en los días de David.  No se nos dan más detalles.  En el correr del texto aparece una indicación de la causa, pero David no la conoce.  David consulta a Jehová.  No se nos dice cómo lo consultó, sino que se nos da la respuesta de Jehová: “Esto sucede porque Saúl y su sanguinaria familia asesinaron a los gabaonitas” (v. 1c NVI).

David debe declararse inocente de un ataque premeditado contra los descendientes que quedaban de Saúl, un hecho que el narrador subraya al notar que David “consultó a Jehová” (21:1b).  Es Jehová quien le revela a David que el hambre se puede trazar a las acciones de Saúl contra los gabaonitas, y es sobre esta base que David se acerca a los gabaonitas para determinar una manera correcta de penalizar a la casa de Saúl.

No tenemos datos externos de este intento de genocidio, así que quedamos a la deriva sobre si aceptarlo o no.  Si no lo aceptamos, nos llevaría a pensar que David está tomando una oportunidad para deshacerse de cualquier pretendiente de la casa de Saúl. Si lo aceptamos, también aceptamos que se está haciendo todo el esfuerzo para liberar a David de cualquier acusación por deshacerse de la casa de Saúl.

Las razones del intento de genocidio que se nos dan en el pasaje son: Saúl procuró matarlos “el celo de Saúl por Israel y Judá  que trató de exterminarlos” (v. 2 b NVI).  Simeon Chavel (2003) hace los siguientes comentarios sobre esta nota parentética diciendo:

El apartado mismo clarificando la culpa de Saúl en v. 2 ya suaviza la acusación al atribuir sus actos a “su celo por el pueblo de Israel y de Judá”… Compárese con Números 25:10-13, pero ¡nótese el contraste! Fineas merece para sí mismo y sus descendientes un pacto eterno de paz y un lugar permanente dentro de la morada de Yahvé, mientras que los hijos y nietos de Saúl tienen que morir violentamente, y que —en la montaña “delante de Yahvé”, es decir, ya sea a la entrada o al cruzar de su sagrado recinto.”

Birch (1998) sugiere que la ciudad y territorio de los gabaonitas estaba cerca de la capital y casa de Saúl en Gabaa. “Saúl pudiera haber tratado de anexar o de alguna manera controlar este territorio y se encontró con resistencia que llevó a la muerte de los gabaonitas”.

Los gabaonitas no quieren venganza, no quieren dinero, ni buscan tierras; tampoco quieren que muera gente de Israel; lo único que piden es una “expiación”.  David habla de “¿Cómo puedo reparar el mal que se les ha hecho, de modo que bendigan al pueblo que es herencia del SEÑOR? (v. 3 NVI).  Estas palabras suenan muy parecidas a las de Melquisedec bendiciendo a Abraham (Gn.14:18-20). Lo que piden es siete varones de los hijos de Saúl para que “los ahorquemos”.  El hebreo es inseguro.  Los traductores han sugerido “empalamiento”, “desmembrar”, “crucifixión en el sol”, “colgar”, “despeñarlos”.  Siendo que encontramos la expresión “delante de Jehová”, debemos entender que es una ejecución ritual.

David acepta las condiciones. Birch (1998), comenta que entre los que se ejecutarán es posible que tengan hijos también.  Pero en términos prácticos para el rey David, este acto eliminaba cualquier pretendiente al trono.  Chavel  (2003) comenta:

“En realidad, la historia del hambre toma por asentado que la responsabilidad del bienestar de la nación se ha desarrollado sobre los hombros de David, por cual razón cae sobre él tratar con los gabaonitas, cumplir sus demandas y traer bendición sobre Israel.  Esta historia confirma la posición de David como rey a través de su reconocimiento implicado de Yahvé, quien le hace saber a David el oráculo buscado, y a través del poder legítimo que atribuye a David para enviar a siete hijos de la casa de Saúl a su muerte.”

(II)      La Solución: Una ejecución ritual (21:7-9)

David acepta las condiciones y entrega a siete hijos de Saúl que los gabaonitas han pedido.  Aquí el texto inicia indicando que David cumple su juramento con Jonatán a través de Mefi-boset.  Siendo que capítulo 9 cuenta una historia de Mefi-boset y da la impresión que es el único de los hijos de Saúl que ha quedado, se piensa que esta historia precedió cronológicamente a aquella.

Anderson sugirió que v. 7 pudo ser una adición tardía a la historia.  Aunque pudiera estar correcto en el nivel de crítica de fuente, visto desde la perspectiva del narrador final la inclusión es importante.  Aún dentro de este contexto, se nos recuerda que la fidelidad de David a su juramento a Jonatán en su hijo Mefi-boset, es parte del cuadro.

Se entregan dos hijos de Rizpa.  En nuestro texto Rizpa aparece como una concubina, pero Exum (1997) ha definido este término como “una esposa secundaria”. Rizpa había sido causa de un altercado entre Is-boset y Abner el general.  Is-boset atacó a Abner acusándole de tener relaciones sexuales con Rizpa.  Abner se defendió dándonos a entender que no fue así (capítulo 3), provocando que Abner buscara una alianza con David. Se nos dan los nombres de sus dos hijos: “Armoni” y “Mefi-boset”.  Los otros cinco hijos son hijos de “Mical”, hija de Saúl.  Es interesante que aquí tengamos un problema textual.  El texto hebreo lee “Mical”, pero Mical nunca estuvo casada con un hijo de Barzilai meholatita, y se nos dijo explícitamente que no tuvo hijos (6:23).  El griego, entonces, lee   “Merab”, y la mayoría de traducciones siguen al griego.  De nuevo, Exum ha protestado al respecto.  Si Barzilai es el mismo que aparece apoyando a David cuando la revuelta de Absalón (17:27-29; 19:31-40), sería sorprendente encontrar que sus nietos están siendo ejecutados con la aprobación de David.  Por eso, algunos argumentan que no se trata de la misma persona.

(III)    Vigilia de Rizpa y reacción de David (21:10-14)

Esta es una de las acciones de una mujer que sorprende.  Tal parece que los cuerpos de los ejecutados han sido expuestos a la mayor humillación al ser dejados para ser comida de las aves y los animales salvajes; Rizpa rehúsa aceptar tal veredicto. No se nos dice que ella haya protestado a su ejecución, pero sí a que no se les humille más.

Cuando la vigilia solitaria de esta mujer se le reporta a David, David reacciona.  David ahora honra a los muertos.  Principia por recuperar los huesos de Saúl y Jonatán de la gente de Jabes de Galaad y los reúne con los ejecutados y les ofrece un funeral decente.  Saúl y Jonatán descansan ahora en casa.  Chavel (2003) comenta:

“Transferir los huesos del héroe de un grupo a la ciudad del grupo constituye uno de los temas característicos en las historias “fundamentales” griegas e israelitas… Compárese especialmente el caso de los huesos de José en Génesis 50:25; Éxodo 13:19; y Josué 24:32.”

(IV)     Resolución: Dios es propicio (21:14b)

Sólo después de la sepultura de estas personas Dios es propicio a su pueblo. Exum (1997), comenta:

“Aunque el sacrificio humano es presentado como la idea de los gabaonitas, y no de Dios, el caso permanece que Dios permite que la ejecución proceda y aparentemente la acepta como retribución.”

Antes de cerrar el caso, ¿debemos asumir que Dios aceptó el sacrificio de los hijos de Saúl como propiciación por el pecado de Saúl?  Es claro que Dios indicó que era “por causa de Saúl, y por aquella casa de sangre, por cuanto mató a los gabaonitas” (v. 1).  Si fuese así, el hecho que empezó a llover sería el fin de la historia, y David puede ahora libremente sepultar los huesos. La sepultura de los huesos sería el resultado del apaciguamiento de Dios.  Pero el hecho que este comentario viene después de enterrar los huesos, nos invita a una lectura diferente.  Si esta lectura se sostiene, entonces tiene razón Martin Buber y Exum en invitarnos a leer la historia de otra manera.  Dice Exum (1997):

“La resolución, no sólo de esta historia sino de toda la infeliz crónica de la casa de Saúl, ocurre con el retorno de los huesos de Saúl y Jonatán para descansar en su tumba ancestral y, como Martin Buber sostiene, es la reconciliación entre las casas de Saúl y David simbolizada por la sepultura a la orden de David.”

Chavel (2003) añade:

“La segunda historia, donde David regresa los huesos de Saúl y Jonatán a la tierra de Benjamín, atrae una clase enteramente diferente del cuadro.  No coloca a David en contra de Saúl. Al contrario, continúa el tema del respeto de David, incluso su amor, por Saúl y Jonatán, trayendo a un clímax en lo que la narrativa bíblica considera un acto último de lealtad, un cuidado propio por los muertos. El texto subraya este elemento personal al referirse a David exclusivamente por su nombre propio, nunca con el título “el rey”.  Este punto de vista personal de David contrasta con la historia de los gabaonitas, que hace un uso deliberado del título oficial de David, ya que David actúa en su capacidad como la persona responsable por la nación en su totalidad y para el régimen previo —es decir, Saúl—en particular.”

Chavel (2003) concluye su artículo haciendo dos observaciones que quiero anotar aquí: (1) Saúl, -murmura la historia- ha forzado a David a esta trágica situación; David, por su parte, a pesar de ello continúa pagando un respeto apropiado a Saúl y a la familia real. El efecto humaniza el control de David sobre la familia de Saúl, cambiando la imagen de David de aquel de un verdugo frío y muy dispuesto, a aquel de un gobernante en conflicto, trágicamente forzado a traicionar sus ancestros, pero demostrando un amor permanente por ellos y un compromiso a su honor.  (2) Finalmente, en el nivel teológico y sagrado, en este texto combinado, el hambre viene como el resultado de dos pecados, en lugar de uno: el trato insuficiente o impropio de los restos de Saúl y Jonatán así como de el diezmar sacrílego de los gabaonitas. Chavel añade que un midrásh hace que Dios acuse a David por dejar a Saúl fuera de la tierra santa, es decir, enterrados de maneras impropias.  Pero Rizpa, con una persistencia moral firme, forzó al rey a actuar en favor del honor y de lo humano.  Seguido nos damos por vencidos, cuando el poder político parece ser todopoderoso, pero Rizpa nos recuerda que esta no es toda la verdad sobre la realidad. Existe un poder moral que puede afectar aún a los reyes, si escogemos ejercerlo. Tanto en Argentina como en El Salvador, las mujeres se han parado frente al gobierno como “las madres de los desaparecidos”, insistiendo que por humanidad no se trate así a sus hijos o esposos desaparecidos.  Como Rizpa, guardan vigilias que hace que los poderosos noten y cambien.  Los regímenes opresivos son forzados a cambiar y ceder frente a testimonios de gente aparentemente carentes de poder político, pero que son capaces de hacer una diferencia.  Lo que Rizpa hace parece pequeño, pero su persistencia moral hace de su testimonio un gran testimonio.

Exum llama la atención que esta historia no es una historia sobre Rizpa, sino sobre Saúl y su intento de genocidio, sobre David y su intento de aliviar la situación, sobre los gabaonitas que quieren justicia, y sobre Dios que está enojado al punto de no dar comida a su pueblo. Dios, David, los gabaonitas, todos tienen un papel que desempeñar y hablan.  Rizpa está en silencio.  Pero su silencio es una poderosa protesta. Comenta Exum (1997): “Una viuda sin hijos, sin una persona que le sirva como protector, Rizpa no tiene recursos… Pero Rizpa sostiene el derecho de los muertos a ser sepultados y… representa las obligaciones de la lealtad familiar (y en su caso, devoción maternal), en contra del poder del estado.”

Conclusión y aplicación

Aunque la protesta de Rizpa… es en silencio, no está sin su propia elocuencia literaria.  En mi opinión, peticiones apasionadas y explosiones airadas hubieran aminorado el impacto de la historia y hubieran desviado nuestra atención del acto mismo. El silencio le da a Rizpa una magnitud preternatural[2] y subraya la gravedad del ritual que hace.

Si las últimas observaciones que se hicieron son acertadas, aquí tenemos, de una manera sutil, una historia de reconciliación de dos casas que pelearon, así como Jacob y Esaú en las historias patriarcales, de David y Saúl. Exum (1997):

“La vigilia heroica de Rizpa sobre los cuerpos de las siete víctimas sacrificadas es lo que la hace tan poderosa, y también la hace su historia.”

David tiene todo el poder: puede acercarse a Jehová, puede hacer tratos con los gabaonitas diciendo: “¿Qué haré por vosotros, o que satisfacción os daré?” o “Lo que vosotros dijereis, haré”; puede dar siete hijos de la casa de Saúl; puede perdonar a Mefi-boset; puede ignorar la justicia a estos sentenciados.

Los regímenes opresivos son forzados a cambiar y ceder frente a testimonios de gente aparentemente carente de poder político, que son capaces de hacer una diferencia política.  Lo que Rizpa hace parece pequeño, pero su persistencia moral hace su testimonio un gran testimonio.

¡Rizpa es Cristo para mí!  Es la persona que tenazmente insiste que la justicia debe hacerse, y se hace.  Entonces, si puedo leer así a Jesucristo, así tengo que leerme a mí mismo.  Tengo que ser una persona “pacificadora”, aunque eso signifique entrar en conflicto con los poderosos.



MA. José Fredi Arreola de la Rosa. 
Fue pastor titular del Templo Cristiano de Tuxtla por 19 años.  Mexicano, educado en el Seminario Nazareno Hispanoamericano (Bachiller en Teología, Licenciatura en Teología), Point Loma Nazarene College (Maestría en Artes, especializado en Literatura Bíblica) y algunos estudios en Fuller Theological Seminary (pre-doctorado).  Ha sido traductor, escritor y pastor de la Iglesia del Nazareno por más 40 años. Actualmente radica en L. A., California. Casado con Anna María Cortez. Tres hijos y seis nietos

Referencias
[1]Figura que consiste en la ordenación cruzada de dos frases bimembres paralelas, de forma que en la segunda se invierte el orden estructural de la primera. Gran Diccionario de la Lengua Española © 2016 Larousse Editorial, S.L.

[2] Que se halla más allá del estado natural

Bibliografía consultada

Birch, Bruce C. “The First and Second Books of Samuel”, The New Interpreters’ Bible. Nashville: Abingdon Press, 1998, II.

Brueggemann, Walter. First and Second Samuel (INTERPRETATION). Louisville: John Knox Press, 1990.e:

Chavel, Simeon.  “Compositry and Creativity in 2 Samuel 21:1-14,” Journal of Biblical Literature 122 (1, 2003), 23-52.

Childs, Brevard  S. Introduction to the Old Testament as Scripture.   Philadelphia: Fortress Press, 1979.

Exum, J. Cheryl. Fragmented Women.  Valley Forge, Pennsylvania: Trinity Press International, 1993.

____________. “Rizpah”, Word & World, 17 (3, 1997), 260-278.

Firth, David G. “Shining the Lamp: The Rhetoric of 2 Samuel 5-24″.  Tyndale Bulletin 52 (2, 2001), 203-224.

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Publicado enAntiguo TestamentoTeología Bíblica