Saltar al contenido

Teología… ¿quién la necesita?

Los que tenemos ya algunas décadas de ministerio en la iglesia del Señor, y mucho más cuando servimos en la educación teológica, hemos escuchado con tristeza  a ministros de distintas tradiciones evangélicas hablar en forma apática y hasta despectiva acerca de la teología. Las afirmaciones erróneas, que se repiten sin reflexión, con los años se van transformando en mitos. Recogí apenas tres de ellos, e hice una breve explicación de cada uno.  Seguramente ustedes podrían añadir otros. 

Mitos acerca de la teología

1. Es aburrida

La historia de Dios es apasionante y llena de matices, por lo que jamás debería tornarse en algo monótono o cansador. Como toda historia, depende de quien la lea o la cuente.  Lamentablemente, hay teólogos aburridos que han hecho que la teología lo parezca.  La teología no tiene la culpa de algunos teólogos, así como el derecho no tiene la culpa de algunos abogados, ni la política tiene la culpa de algunos políticos.

2. No es espiritual 

Algunos están convencidos que si una persona estudia teología se “enfriará” en su relación Dios.  En Hechos 4:13 dice que los miembros del gobierno judío, se sorprendieron al ver el desarrollo intelectual que habían alcanzado los discípulos de Jesús: “Los gobernantes, al ver la osadía con que hablaban Pedro y Juan, y al darse cuenta de que eran gente sin estudios ni preparación, quedaron asombrados y reconocieron que habían estado con Jesús”  (NVI). Estas personas sencillas, alcanzaron una excelente preparación por medio del discipulado, que les dio el valor de predicar sin temor frente a una multitud. 

Hay muchos ejemplos que podríamos citar en la historia de como el conocimiento teológico fundamentó movimientos espirituales, que no sólo transformaron las vidas de las personas, sino también comunidades y hasta conmovieron una nación entera. Ese fue el caso de Juan Wesley, un hombre lleno del Espíritu Santo, que se dedicaba con intensidad tanto al estudio de la teología como a la práctica del ministerio. De él aprendemos que el aprendizaje profundo de la teología es fundamental para un liderazgo cristiano influyente. Su experiencia puede ser la nuestra. 

3. Es impráctica  

Es triste ver como muchos pastores y líderes de la iglesia consideran a la teología casi como innecesaria y de alguna manera, una pérdida de tiempo; algo teórico que no nos permite enfocarnos en el crecimiento de la iglesia. Una buena praxis cristiana necesita ser fundamentada en una sana teología. Es la teología la que nos provee los principios y valores sobre los cuáles fundamentar nuestra vida, nuestra adoración y nuestro servicio al Señor. No podemos escoger entre ambas, necesitamos las dos para un ministerio saludable y balanceado.  Una iglesia que descuida el estudio de la teología –a todo nivel- sufrirá fuertes consecuencias, si no en el corto, en el mediano plazo. 

La importancia de la teología

Crecí en un barrio en las afueras de la ciudad de Buenos Aires, Argentina, en un hogar con muchas plantas, y de esas que tienen flores.  ¡Muchas flores!  De niño, como parte de mis tareas, en ocasiones debía regar el jardín.  Recuerdo a mi madre hablando de tal manera de sus plantas que aprendí el nombre de algunas de las especies.  Habían malvones, pensamientos, jazmines, rosas, dalias, unas de distintos colores pequeñitas que se conocen como “alegría del hogar” y otras más.  Me gustaban las flores, sin saber mucho de ellas.  

Al ingresar al colegio secundario, una de las materias del primer año era “Botánica” (hablo de los años 70´s).  Ahí realmente aprendí acerca de las flores.  Cada una de las partes componentes de la flor tiene una función única e importante.  Sépalos, pétalos, pistilo y estambres están especializados en una o varias funciones, como son la de protección, atracción de insectos (fundamentales para la polinización), la formación de gametos y la dispersión de frutos y semillas.  Por supuesto, las flores son imprescindibles en la producción de exquisitos perfumes; algunas de ellas tienen usos medicinales y otras son comestibles.  Faltaría tiempo para hablar de las flores como aromatizantes naturales, o simplemente para ayudar a relajarnos en tiempos de estrés y levantar nuestro estado de ánimo.

Las flores simplemente me gustaban, pero ahora, luego de estudiarlas, no sólo me gustan, también me maravillan y las admiro por sus múltiples funciones y beneficios. 

Quizá la analogía no es la mejor, pero así sucede con nuestro tema de hoy.  En alguna medida, la teología es a Dios lo que la botánica es a las flores.  Si nos gustan las flores, cuando las estudiemos en profundidad realmente vamos a admirarlas mucho más y hasta podemos llegar a apasionarnos por ellas.  

Obviamente primero debemos conocer a Dios antes que podamos conocer acerca de Dios.  Eso fue evidente en los apóstoles ante el concilio de Jerusalén, en el pasaje que ya se citó más arriba:  “Se dieron cuenta entonces de que ellos habían andado con Jesús”. (Hechos 4:13 TLA).  

Si amamos verdaderamente a Dios por lo que Él es y por lo que hizo en nuestras vidas; cuando estudiemos en profundidad su palabra nos vamos a asombrar ante su personalidad, sus atributos, su relación con la creación y su mover en la historia.  

La realidad es que si creemos en un Dios personal, si somos verdaderamente cristianos, discípulos de Jesús, siempre necesitaremos reflexionar teológicamente.  

Como bien mencionaba el teólogo nazareno Ismael Amaya: “El asunto, entonces, no se trata de si debemos estar interesados en la teología o no; se trata más bien de definir cuál será nuestra teología.  Todos escribimos, pero muy pocos escribimos bien.  De la misma manera, todo cristiano hace teología, aunque no todos hacen una teología sana y bíblica” (1). 

Esta iniciativa del Seminario Nazareno de las Américas tiene como propósito contribuir a la reflexión teológica sana.  

Teología Hoy publicará artículos sobre teología bíblica y sobre teología pastoral. En cuanto a la teología bíblica, Purkiser, Taylor y Taylor afirman: “… es un esfuerzo serio por descubrir de primera mano lo que los escritores bíblicos querían decir con lo que expresaron –en contraste de lo que se ha dado por hecho que ellos quisieron decir (2).

La teología pastoral por su parte, es una rama de la llamada teología práctica que tiene que ver con la aplicación del estudio de la fe cristiana al contexto ministerial. Incluye temáticas en áreas como liderazgo cristiano, desarrollo de la iglesia, consejería, evangelismo, homilética, formación espiritual, entre otras (3).

Les damos la bienvenida a Teología Hoy.  Agradezco personalmente al Dr. Marco Velasco a cargo de las publicaciones, la Dra. Mónica Mastronardi, editora general y a la Sra. Myrza Alvarado en los procesos técnicos.   Agradezco también a cada persona que estará contribuyendo con artículos como los que siguen en esta edición.

Los miembros del equipo del Seminario Nazareno de las Américas deseamos que esta lectura sea de edificación y renovación para sus vidas y ministerios.  Sus consultas, comentarios y sugerencias son bienvenidos.  Por favor escríbannos a teologiahoy@seminarionazareno.net


Rev. Rubén E. Fernández, DMin, ThD.
El Rev. Rubén E. Fernández, oriundo de Argentina, es rector del Seminario Nazareno de las Américas y coordinador regional del ministerio de educación y desarrollo pastoral para Mesoamérica. Ha servido como pastor, profesor, administrador educativo y director de misión. Posee un Doctorado de Ministerio por el Nazarene Theological Seminary en Kansas City, EUA y un Doctorado en Teología de la Universidad Evangélica de las Américas en San José, Costa Rica.

Referencias:
(1) Amaya, I. (1986). Teología, Biblia y Evangelismo. Una teología bíblica de la evangelización. San Diego, California. Publicaciones de las Américas (pp. 18-19).

(2) Purkiser, Taylor y Taylor (1991) Dios, Hombre y Salvación.  Una Teología Bíblica. Beacon Hill Press of Kansas City (p. 18).

(3) Callen B. en Trusdale A. (2013). Global Wesleyan Dictionary of  Theology. Beacon Hill Press of Kansas City (p. 424).

Publicado enTeología BíblicaTeología Pastoral