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¿Qué es la predicación bíblica? Importancia y propósito para el quehacer de la iglesia

La predicación de la Palabra de Dios es una tarea central del quehacer de la Iglesia. La predicación de hoy incluye no sólo el anuncio del evangelio para los que no han alcanzado salvación en Cristo Jesús, sino también predicar la Palabra para que los creyentes sean alentados y fortalecidos en la fe. Se puede afirmar que la predicación es parte relevante en la tarea misional de la iglesia en el mundo, así ha sido en la historia de ella y en la actualidad no puede ser la excepción. Se considera una tarea primaria al ministerio pastoral, ya que él o ella se convierten en los portavoces de la Palabra que da vida eterna a todo ser humano.

Palabras clave

Predicación

Introducción

Al hablar de la predicación como tal se notará que hay una infinidad de pasajes bíblicos mayormente en el Nuevo Testamento, que hablan de este ministerio en la vida de Jesús y en la de los apóstoles. Hay dos citas bíblicas que encierran enfática y directamente la tarea central del quehacer de la Iglesia del Señor, como lo es la predicación de la Palabra de Dios:

Requiero yo pues delante de Dios y del Señor Jesucristo…, que prediques la palabra; que instes a tiempo y fuera de tiempo; redarguye, reprende, exhorta con toda paciencia y doctrina. Porque vendrá tiempo cuando no sufrirán la sana doctrina; antes, teniendo comezón de oír, se amontonarán maestros conforme a sus concupiscencias, y apartarán de la verdad el oído, y se volverán a las fábulas… (2 Tim. 4:1-6).

En este pasaje San Pablo encomienda una tarea a su amado discípulo Timoteo antes de dejar esta tierra, que era predicar la Palabra de Dios. Como lo señala James Crane (2003). “El deber principal de Timoteo era el de predicar… Los motivos más solemnes lo impulsaban a ellos” (p.17). Este encargo de Pablo a Timoteo nos hace pensar que el ministerio de la predicación es una tarea fundamental y relevante en la vida de la iglesia, por lo tanto, se considera una tarea primaria al ministerio pastoral, ya que él o ella se convierten en los portavoces de la Palabra que da vida eterna a todo ser humano.

Orlando Costas (1991) señala al respecto del tema: “Entre las múltiples responsabilidades del pastor, la que tiene mayor prioridad es la predicación… la predicación es el principal medio de difusión del evangelio y, por lo tanto, es una necesidad” (pp.21-22).

Estas afirmaciones mencionadas las secunda Martyn Lloyd-Jones (2011), cuando señala lo siguiente al referirse a la predicación como esencial y primaria en la iglesia y en el ministerio del pastor:

La obra de la predicación es la más alta, la más grande y la más gloriosa llamada a la que cualquiera puede ser llamado. Predicar es la tarea principal de la Iglesia de Dios. Debemos ser hombres que predican la Palabra y anhelan la oportunidad de escuchar la palabra predicada… La iglesia es el pilar y el terreno de la verdad (1 Tim. 3:15). Por lo tanto, no hay sustituto para la verdadera predicación bíblica, teológica, autoritaria y llena del Espíritu de todo el consejo de Dios (p.2).

Sin duda esta es la orden del Nuevo Testamento a partir de la cual se desarrolla la predicación actual. Por lo tanto, la predicación de hoy incluye no solo el anuncio del evangelio para los que no han alcanzado salvación en Cristo Jesús, sino también predicar la Palabra para que los creyentes sean alentados y fortalecidos en la fe.

Un segundo texto bíblico que hace referencia a la predicación y que es conocido como un texto clave para la misión de la Iglesia es el de Marcos 16:15 “… Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura.” (RV60). Al leer detenidamente el texto de Marcos, se nota que Jesús fue claro al señalar que la predicación es una responsabilidad en la tarea misional de la Iglesia. William Barclay (2008) señala “La iglesia tiene una tarea de predicación. Es el deber de la iglesia, y eso quiere decir de todo cristiano, el contar la historia de la Buena Noticia de Jesús a los que no lo hayan oído. El deber cristiano consiste en ser heraldo de Jesús” (p.284).

Por tal motivo se puede afirmar que la predicación es parte relevante en la tarea misional de la iglesia en el mundo, así ha sido en la historia de ella y en la actualidad no puede ser la excepción.

¿Qué es la Predicación Bíblica?

Se han escrito muchos libros, tratados, se han hecho conferencias, seminarios sobre el tema de la predicación. Se ha acuñado que la predicación es parte que acompaña a la iglesia y su misión al mundo. Algunas preguntas que surgen del escritor ¿En el mundo evangélico del momento, la pastoral y la Iglesia entienden perfectamente el concepto de predicación? ¿Aun la congregación tendrá muy claro la definición de este concepto? Es por esta razón que amerita comenzar por definir y desarrollar el concepto de predicación bíblica.

En cuanto a la definición de este concepto encontramos algunas muy elaboradas y técnicas, como aquellas definiciones simples pero que reflejan una buena base al propósito que se busca con este tema. Orlando Costas (1991), define la predicación como:

Un acto dinámico en el cual Dios se dirige a hombres y mujeres fuera y dentro de su pueblo, para confrontarlos con las profundas implicaciones de su obra redentora en Cristo. Es un acto integral de la adoración pública de la iglesia. Sobre todo, la predicación es un acto escatológico, por cuanto atañe a los últimos tiempos y es el instrumento por excelencia del Espíritu para la salvación de los hombres (p. 68).

En esta definición más teológica se rescatan tres elementos a saber, en primer lugar, se define que la predicación es una iniciativa divina; en segundo lugar, es obra de Cristo, y por último se da en el marco de la actividad del Espíritu Santo. Señala esta definición que es un acto público de la iglesia como parte de su adoración. También es un acto de proclamación escatológico ya que apela a la salvación como evento futuro.

Otra definición un poco fuera del concepto tradicional la aporta Pablo Jiménez (2009):

Podemos definir la predicación del evangelio como la interpretación teológica de la vida. La predicación, entonces, es una tarea interdisciplinaria donde el estudio y la interpretación de la Biblia se encuentran con la teología sistemática, la historia de la iglesia, la educación religiosa, el consejo pastoral y la oratoria. Así, pues, la predicación es un ejercicio de integración teológica y pastoral (p.68).

Esta definición de Pablo Jiménez llama a pensar que el propósito último de la predicación es ayudar a aquellos que creen en Cristo, a vivir acordes a las enseñanzas del evangelio llevando públicamente una vida moral responsable, especialmente en estos tiempos postmodernos que ha tocado vivir.

El escritor John Stott aporta otros elementos al concepto de la predicación: “La predicación es concebida como la actividad de construir puentes entre la Palabra y el mundo contemporáneo. Tal predicación tendrá autoridad al exponer los principios bíblicos, y será cuidadosa al aplicarlos a los complejos temas de discusión actuales” (2000:171). Y en su epílogo este mismo autor concluye mencionando “… la tarea de predicar hoy en día es extremadamente exigente, la de buscar construir puentes entre la Palabra y el mundo, entre la revelación divina y la experiencia humana, y relacionar ambas con integridad y pertinencia” (p.326).

Se considera que el aporte que John Stott da al concepto de predicación es significante y esencial al propósito que se busca en esta investigación, porque la predicación es arte que busca la construcción de puentes entre las enseñanzas de la Escritura y su aplicación a las experiencias vividas por el público que la escucha.

Otra definición es la que aporta un teólogo católico Domenico Grasso: “La predicación, a juicio nuestro, es la proclamación del misterio de la salvación, hecha por Dios mismo a través de sus representantes legítimos, en orden a la fe y a la conversión, y para el crecimiento de la vida cristiana” (1969:179).

Cinco elementos que se encuentran en Grasso sobre la definición del concepto de predicación bíblica:

1 La predicación es una proclamación que denota salvación, por esa razón debe de distinguirse de otros tipos de enseñanzas “… es un anuncio de los hechos salvíficos de Dios mediante la historia y de la humanidad. Dios interviniendo en la historia con el objeto de salvar al ser humano”.

2 En la predicación el sujeto principal de la proclamación es Dios mismo, como señala Grasso “Es Él quien habla y quien anuncia su intención de salvar al hombre, llamándole a la fe“.

3 En tercer lugar, la definición habla de un representante legítimo o calificado, a quien se distingue que es la Iglesia: “La predicación es, pues, una función de la Iglesia, un acto y no un don privado de Dios a un hombre concreto”.

4 La predicación se proclama para fe y conversión, como menciona el autor “el fin de la predicación es la fe, la aceptación del plan salvífico divino; aceptación que entraña a la conversión del hombre. En la fe, el hombre responde positivamente a Dios, acepta su plan de salvación y de gracia”.

5 Para Grasso la predicación conlleva crecimiento en la vida cristiana para cada creyente “estas palabras aluden a las otras formas de predicación” (pp.179-180).

Una siguiente definición es la aportada por el Diccionario de Teología:

La predicación es la proclamación de la palabra de Dios a los hombres por los    hombres por mandato de Dios. Es el medio ordenado para la transmisión de la palabra de Dios al mundo, y que sirve también como un medio de gracia oficial para la edificación de la iglesia de Cristo (Harrison, 2006: 482).

 Un punto sobresaliente en esta definición es que este autor añade que la predicación es un medio de gracia para la edificación de la iglesia, y en efecto se considera a la predicación como un regalo de Dios, a través de ella Dios habla al ser humano quien recibe de su gracia.

Una clásica entre las clásicas definiciones sobre la predicación bíblica es la que hiciera en su momento el Obispo Estadounidense Phillips Brooks en 1876, en una serie de conferencias ante los estudiantes para el ministerio en la Universidad de Yale: “La predicación es la presentación de la verdad mediante la personalidad”; es “la comunicación de la verdad por un hombre a los hombres” (En Stanley Key, 2009: 35-36).

Se puede observar en esta definición dos elementos claves que conlleva la predicación, la primera es la verdad y la segunda la personalidad, ambas no se pueden separar, porque dejaría de ser predicación bíblica. El autor Jerry Stanley Key define la predicación bíblica como:

La predicación es la fiel exposición del correcto sentido de uno o más textos de la Biblia. Ilustrando la exposición y aplicándola a la vida de los oyentes, involucrados de tal manera que son satisfechas sus necesidades, y dando por sentado que esta comunicación sea hecha por una persona con una experiencia real con Cristo y guiada por el Espíritu Santo (2009: 37).

Tres elementos se encuentran en esta definición de Stanley Key. Primero, el contenido que debe ser fiel exposición del texto bíblico, interpretando y aplicando las enseñanzas de la Escritura a la vida del ser humano. El segundo elemento es el agente o la persona del predicador, una persona que tiene una convicción del llamado y su vocación al ministerio de la Palabra. Es menester que la persona que ocupa esta posición en una iglesia tiene que ser un instrumento en las manos del Espíritu Santo, viviendo a diario una íntima comunión con Dios y cultivando una relación con Jesús y con las personas a quienes ministra con la Palabra. El último elemento, es el propósito y objetivo de la predicación, la predicación debe ser el instrumento que motiva al cambio y a mejorar la vida espiritual del oyente mediante la fe.

Como señala Stanley Key “Debe ayudarlos a hacer cambios como consecuencia de la aplicación de los principios del evangelio a su vida cotidiana, cambios que traerán paz y felicidad al corazón” (2009: 37).

Otra definición muy puntual es la que aporta el Dr. Jonathan Salgado, él menciona dos cosas fundamentales de la predicación bíblica:

La predicación puede ser bíblica en dos formas, cuando su contenido es bíblico, cuando proclama lo que la Biblia enseña, y cuando es bíblica en forma, cuando toma su dirección y expone el pensamiento de un pasaje bíblico… la predicación bíblica se basa en el significado y en el mensaje de la Biblia misma (p. 18).

Este mismo autor da tres razones fundamentales de las ventajas de predicar bíblicamente:

1. La predicación bíblica ayuda en la edificación, la permanencia y la madurez espiritual de la iglesia… 2. La predicación bíblica estimula la variedad en el ministerio del pastor. Predicar la Biblia fiel y sistemáticamente es encontrar una infinidad de temas en su desarrollo… 3. La predicación bíblica hace del púlpito algo real o realista y práctico. La predicación es realista y práctica (pp.83-84).

Una última definición de predicación es la que proporciona Martyn Lloyd-Jones:

Predicar es establecer la conexión entre Dios y su pueblo a través de su Palabra. Predicar es una transmisión entre el pastor y la congregación. Es el anuncio de todo el consejo de Dios a todas las personas que escuchan. La predicación está diseñada para influir y afectar a toda la persona en el centro mismo de la vida… Mediante la predicación, Dios se dirige a la iglesia a través del Espíritu Santo. Él trae a la iglesia bajo convicción de anarquía, y le habla de las promesas de Dios en el evangelio… Mediante la predicación fiel, la iglesia de Dios aprende y crece en su comprensión de la ley y del evangelio tal como se encuentra en toda la Escritura (2011: 3).

Tres elementos se desprenden de esta definición de Lloyd-Jones. El primer elemento que se encuentra es Dios mismo, quien es el autor principal de la predicación. En segundo lugar, el ser humano, el receptor del mensaje y el que debe de atesorar el consejo de Dios. Por último, se encuentra la Palabra, el contenido del mensaje de Dios hacia su pueblo.

En conclusión, podemos decir que no podemos definir la predicación de una sola manera, por lo que es necesario recurrir a distintas definiciones, cuyos aportes subrayan los elementos significativos y valiosos del concepto de predicación bíblica.

El Propósito de la Predicación

Las Escrituras dicen que la Iglesia, como pueblo de Dios, es la comunidad de la Palabra, desde el comienzo del cristianismo. Se consideran tres elementos importantes a saber que tienen que ver con el propósito fundamental que se busca con la predicación de la Palabra de Dios. No se enumeran porque así sea el orden en las prioridades, ya que cada uno es igualmente importante.

En primer lugar, existe un propósito eclesiástico, a través del consejo de la Palabra, de guiar, alimentar, proteger y edificar la iglesia que es el cuerpo de Cristo. En segundo lugar, la predicación tiene un propósito evangelizador hacia las personas que no conocen a Dios y están lejos de su Palabra. En este caso, la predicación resultará en reconciliación con Dios y vidas cambiadas. Finalmente, hay un propósito transformador en el contexto de cada persona. La predicación busca cambiar no solo el entorno personal, sino también el entorno social, comenzando desde nuestro interior y dirigiéndonos hacia quienes nos rodean.

La predicación y su propósito de edificar a la iglesia

Encontramos algunas figuras en las Escrituras que se refieren a la tarea de cuidar, guiar, alimentar y edificar la iglesia. Estas metáforas también son relevantes para la predicación de la Palabra de Dios.+

La primera figura que viene a mente es la que se encuentra en el Salmo 23, donde Dios usa la figura del pastor y el creyente la figura de la oveja. “En lugares de delicados pastos me hará descansar; junto a aguas de reposo me pastoreará…Aunque ande en valle de sobra de muerte, no temeré mal alguno, porque tú estarás conmigo; tu vara y tu cayado me infundirán aliento” (Sal. 23:2,4 RV 60). Estos dos versículos hacen recordar al creyente que en Dios, “tenemos una vida de estable seguridad…y la experiencia de seguir adelante, aun cuando hay densas tinieblas en el camino… El concepto dominante es el de Dios como guía y protector a través de las vicisitudes de la vida” (Guthrie, 1996: 353).

En el Evangelio de San Juan 10:11-15, Jesucristo así mismo usa la figura del pastor (bueno y protector) y da al creyente la figura de la oveja. Jesús está para cuidar a su grey.

Barclay señala sobre este cuadro bíblico al referirse a la figura del buen pastor: “El pastor auténtico no vacilaba nunca en arriesgar y aun dar su vida para salvar a sus ovejas de cualquier peligro que las amenazara” (2008: 441).

El Salmo 119:105 compara la Escritura con la figura de una lámpara, que no solamente alumbra la vida de la persona, sino también la senda que transita todo aquel que cree en Dios. Guthrie señala al respecto “La palabra viene hacer en su totalidad práctica una guía… para el paso siguiente, así como también para el más remoto destino” (p. 397).

En 2 Timoteo 3: 16-17 no se encuentra ninguna figura, pero se refiere al propósito que la Palabra de Dios hace en la vida del creyente, la Escritura edifica al pueblo de Dios. Aquí no solo se puede interpretar que la Escritura edifica al cristiano al leer y estudiar la Palabra, sino que también el texto puede referirse a la iglesia siendo edificada a través de la predicación de la Palabra de Dios. El comentarista Barclay hace una aplicación de este pasaje bíblico:

El estudio de las Escrituras entrena y capacita a la persona en integridad hasta equiparla para toda buena obra… El cristiano debe estudiar las Escrituras para que sean útiles a Dios y a sus semejantes. Nadie se salva a menos que esté apasionadamente comprometido con salvar a otros (2008: 850).

James Crane (2003) en su libro El sermón eficaz hace una lista de los propósitos fundamentales de la predicación a la vida de la iglesia, los cuales se detallarán a continuación:

  • 1. Hay un propósito doctrinal en la predicación: “Este es el propósito didáctico, o sea el de instruir a los creyentes, haciéndoles ver el significado de las grandes verdades de la fe cristiana e indicando cómo éstas tienen aplicación práctica a la vida diaria. Los sermones que tienen este objetivo principal son clasificados como sermones doctrinales” (p.65).
  • 2. Hay un propósito de devoción: “Este es el propósito de intensificar en los creyentes el sentimiento de amorosa devoción a Dios, así como de guiarles en la expresión apropiada de la adoración que Dios merece. Los sermones que se proponen este objeto son clasificados como sermones de devoción” (p.67).
  • 3. Hay un propósito de consagración: “Este tipo de predicación estimula al creyente a dedicar su vida, talentos y tiempo al servicio de Dios… Este énfasis de predicación descansa sobre el servicio cristiano” (p.68).
  • 4. Hay un propósito ético-moral: “Este tipo de sermones busca ayudar al creyente a normar su conducta diaria y sus relaciones sociales de acuerdo con los principios cristianos… La atención frecuente dada a asuntos morales en la Biblia, y la variedad de las condiciones sociales encontradas en el mundo contemporáneo se unen para demandar del púlpito cristiano una palabra clara y de provecho sobre temas de la moral” (p.69).
  • 5. Un quinto y último propósito, la predicación tiene la intención de dar aliento al creyente. “Este tipo de predicación busca fortalecer y dar aliento al creyente en medio de las pruebas y crisis de su vida personal” (p.70). Parece que estos cinco elementos que contempla Crane cumplen con el propósito que la predicación busca para edificar a la iglesia.

La predicación y su propósito evangelizador

Un siguiente propósito que busca la predicación es la evangelización y conversión de la persona que no conoce a Cristo. La predicación debe tocar, confrontar y redargüir la vida de la persona no convertida, para que este anhele un cambio y una búsqueda de Dios.

Stanley Key (2009), menciona que la predicación con propósito evangelizador debe llevar la intención de provocar un cambio en el oyente, para que este tome decisiones y acciones hacia la conversión:

El propósito de la predicación es llenar las necesidades de los oyentes. Estas necesidades empiezan con la salvación en Cristo y el crecimiento espiritual en el discipulado, después de la experiencia de recibirlo como Salvador y Señor… Los apóstoles Pedro y Pablo exhortaban, amonestaban y persuadían a sus oyentes, buscando llevarlos a decisiones y acciones concretas de cambios en sus vidas (Hechos 2:40; 4:4, 33; 5:14; 26:26-28) (pp.39-40). El propósito evangelizador de la predicación debe ser siempre el de cambiar vidas, que el Espíritu Santo haga su obra en los oyentes y que estos hagan un alto en sus vidas, experimentar una conversión y transformación de vida. Si esto no se logra, entonces no se estaría llenando las expectativas del propósito evangelizador en la predicación. Al respecto del tema, Rick Warren, un predicador contemporáneo de los Estados Unidos comenta lo siguiente: “Si nuestra predica no está cambiando vidas, entonces no estamos cumpliendo el propósito de la Biblia, que es el mismo propósito de Dios: cambiar vidas, haciéndolas semejantes de Cristo” (2017, p. 7).

Este mismo pastor y predicador más delante en su escrito vuelve a señalar ya más tajantemente sobre este punto “predicar para el arrepentimiento es la forma más profunda de la predicación… Enseñar la Palabra de Dios por cualquier otra razón que no sea el cambio de vida, es un mal uso de la Biblia” (p. 19).

Este debe ser el propósito fundamental y principal que busca la predicación evangelizadora, es preparada para aquella persona que no tiene a Cristo en su corazón. Se busca hacer un alto en la vida, un cambio de actitud, una acción a tomar que repercute en arrepentimiento, confesión y entrega a Cristo.

La segunda parte de este artículo continuará en el próximo número de Teología Hoy


Dr. Jorge Alberto Baños Peña

Misionero global de la Iglesia del Nazareno, asignado a la Región Mesoamérica, específicamente en el Área Mesocentral en Costa Rica.

Graduado de la Universidad Nazarena, la Universidad Evangélica de las Américas en Costa Rica y el Seminario Teológico Nazareno en Kansas City, Estados Unidos. Actualmente se desempeña como Coordinador Regional de Educación en Mesoamérica (REC)

Previamente publicado en Didache: Faithful Teaching 21:1 (Summer 2021) ISSN: 15360156 (web version) –
http://didache.nazarene.org

Bibliografía de referencia citada:

Barclay, W. (2008). Comentario al Nuevo Testamento. Editorial Clíe

Costas, O. (1991). La comunicación por medio de la predicación. Grupo Nelson. Crane, J. (2003). El sermón eficaz. (Edición revisada). Casa Bautista de Publicaciones.

Deossa, V. (2012). La importancia de la predicación. https://es.slideshare.net/vdeossa/la- importancia-de-la-predicación.

Eby, D. (2009). Power Preaching for Church Growth. Christian Focus Publications. Ferreira, Y. (2012). La predicación y su importancia para hoy. https://purapredicacion.wordpress.com/2012/10/18/la-predicacion-y-su-importancia- para-hoy/#_ftnref3.

Guthrie, D. (1996). Nuevo Comentario bíblico. (Novena edición). Casa Bautista de Publicaciones.

Grasso, D. (1969). Teología de la predicación. Editorial Sígueme. Harrison, E.F. (2006). Diccionario de teología. Libros Desafío.

Jiménez, P. (2009). La predicación en el siglo XXI. Editorial Clíe. Lloyd-Jones, M. (2011). Predicación y predicadores. Grand Rapids.

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Olford, S. F. (2005). Guía de la predicación expositiva. B y H Group.

Padilla, R. (Ed). (2019). Comentario bíblico contemporáneo: Estudio de toda la Biblia desde América Latina. Ediciones Kairós.

Stanley Key, Jerry. (2009). La preparación y predicación del sermón bíblico. (Segunda edición). Editorial Mundo Hispano.

Stott, J. (2000). La predicación puente entre dos mundos. Libros Desafío

Warren, R. (2017). El propósito de la predicación: Predicando para cambiar vidas. https://convencionbautista.com/yahoo_site_admin/assets/docs/warren_rick_predicando_para_cambiar_vidas.6164939.pdf.

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